Extraño leerte, mirarte, sentirte.
Leo un poema esbozado en un pequeño papel.
Miro unas fotos de atardeceres soñados que se plasmaron en nuestra historia, y de lunas que en otras realidades no existen.
Siento tu cuerpo, tu aroma, tu pelo en mi alma...
Pero en mi cuerpo se venga tu ausencia.
Myriam Mattioda
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