sábado, marzo 08, 2008


ÍDOLOS


Amor, al principio

De carne y de oro como un César

Salvaje te cebé;

Íncubo, tu pecho pesaba

Y tu beso agotador

Cansó mi boca.

Luego te vi ensangrentado;

Caminabas, titubeando,

Bajo la escuadra terrible;

Víctima atravesada en el flanco,

A tus pies derramé

Todo el nardo de la tierra.

Te veo pálido y bello:

Tu carne es una antorcha

Hecha de cera y fuego;

Yo abrazo, delicia pura,

Tu cara desconocida,

Idéntica a mi alma.

Y te veré pensativo

En el último arrecife,

Dulce provocador de naufragios

Sombrío dios sin devotos;

Tus amapolas nocturnas

Me curarán de las rosas.


MARGARITE YOURCENAR